El
término estudiar se puede entender de varias formas: estudiar en el sentido de
cursar en un centro docente y aprender o bien, adquirir los conocimientos
necesarios para aprobar los exámenes. Esta última acepción requiere tanto
fuerza de voluntad como esfuerzo personal pero también conlleva la obtención de
una recompensa; aprobar.
La
economía está estancada actualmente, lo que afecta a los diferentes sectores
económicos y acarrea nefastas consecuencias como situaciones de desempleo o lo
que es peor, casos en los que no hay dinero para pagar a los empleados que
están aportando el capital humano.
Para
asegurarnos un futuro la mejor alternativa que tenemos es estudiar, cualquier
persona puede acabar en el paro o desempeñando un oficio que no le corresponde
pero cuando más formación poseamos, más oportunidades laborales tendremos por
muy mal que esté la situación económica. También cabe destacar la suerte que
tenemos de vivir en un país próspero donde tenemos oportunidad de estudiar,
cosa que en otros países supone un lujo y por lo tanto, muy pocas personas se
lo pueden permitir.
Como
he mencionado anteriormente, estudiar supone un esfuerzo personal que se ve
recompensado después. Estamos, por tanto, ante un caso de actitud pragmática
del ser humano; estudiamos para alcanzar una utilidad práctica, aprobar.
También cabe mencionar que si consideramos la primera acepción, entra en juego
la actitud especulativa porque todos los seres humanos sentimos curiosidad y
tenemos la necesidad de aprender. Cada
uno se dedica a lo que más le gusta porque cuesta menos trabajo estudiar si te
sientes atraído por la materia, aunque estudies para conseguir una recompensa
igualmente.
La
cuestión principal es que debemos aprovechar las oportunidades y tener un
futuro el día de mañana, y esto supone un sacrificio previo.
¿Pero solo es pragmático?
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